29 de octubre de 2010

... me fui sola al MATADERO.

Luego de la laparoscopía, había que regresar al doctor y chequear qué sucedería después. La noticia de que me pondrían Lucrin no me sorprendió, pero no pude evitar sentirme de nuevo frustrada y sin ánimos de nada.

Por un lado estaba la parte económica... más de $300 cada Lucrin... y era una cada 4 semanas por 6 meses... aproximadamente $20,000 en total.

Qué bueno que tengo seguro médico.

Por otro lado... pensaba en los síntomas.
De nuevo los malditos síntomas.

...
Tuve que hacerme de la idea lo mejor que pude... fue difícil realmente... no quería bajo ninguna circunstancia volver a ponerme esa medicina horrible.

Pero tuve que...

Pasé un par de semanas dándole vueltas al asunto en mi cabeza, hasta que llegó el momento de comprar la primera Lucrin.

Contrario a las 3 veces anteriores que tuve la Lucrin, esta vez nadie iba a salvarme, yo ya soy una mujer adulta y por más que esperé a que alguien me dijera algo, nadie lo hizo.

Y yo sola me dirigí al matadero.

Y yo sola puse la cuerda alrededor de mi cuello y lo fui apretando.

Y yo sola tuve que hacer las gestiones para ponérmela.

Me la llegaron a dejar a mi oficina en el peor de los momentos, sumergida en mi trabajo lo había olvidado, y me cayó de sorpresa cuando ví al mensajero trayéndome la Lucrin a mis manos.

Me la pusieron el jueves 30 de septiembre de 2010.
Un requisito primordial para ponerla es el primer día de la regla, creo que para esta seguros de no existir un embarazo (qué raro si con endometriosis no se puede tener bebés... pero bueno).

Los días antes a mi regla, estuve con náuseas súbitas y sentimiento de depresión. Deduje que las náuseas eran por los cambios hormonales y la depresión porque no quería más Lucrines.

(Lloro de la nada)

El día de la primera Lucrin lloré... en el baño del trabajo, en el carro manejando, en mi escritorio... por la mañana, por la tarde y por la noche.

Ese día tuve mil y una cosas que atender en el trabajo... terminé el día con una presentación en un hotel de la Zona Viva. Fue muy estresante y emocionante... pero no me quedé al brindis... me fui al matadero.

Mi mamá me acompañaba.

Y me la pusieron.

No comí nada ese día.

Lloré y lloré resignada a esperar los síntomas que sabía, vendrían a lo mucho 15 días después.

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